Ensemble Médiéval Roda de Isábena

Escondida entre las sierra de Serraduy, el macizo del Turbón, los Morrones de Güel y las Tozas de Calvera, fronteras naturales del Isábena Medio, la visión de Roda surge ante los viajeros como una isla pétrea, que se descubre rica en historia, patrimonio y arte según se van recorriendo las calles de su núcleo urbano medieval que desembocan en la iglesia Catedral de San Vicente. El gran tesoro de Roda.(Última modificación: Octubre2004)En el siglo X, en la zona más oriental del Pirineo aragonés, una pequeña localidad vivió épocas de grandeza. A mediados de siglo se convirtió en sede episcopal y capital política del condado de La Ribagorza. Pero los avatares de las guerras por conquistar estos territorios fronterizos, los traslados de la sede episcopal a Lérida y finalmente, los expólios de la GuerraCivil y de los ladrones, a finales del siglo XX, llevaron a este conjunto urbano fortificado a ser una de las múltiples localidades que actualmente sobreviven en la comarca de La Ribagorza.Sin embargo, Roda y, sobre todo, suIglesia Catedral de San Vicente conservan, once siglos más tarde, muchos signos de aquella esplendorosa Alta Edad Media; a pesar de que como recoge un historiador del siglo XIX y cita el escritor Julio Llamazares en el libro»Mosen. Historias de Curas en el Pirineo Aragonés», fueron necesarios»catorce mulos para llevarse el oro y la plata» a raíz de la desamortización de la catedral de Roda. Así, la visión del viajero al descubrir esta localidad, que presume de ser la población más pequeña de España que cuenta común templo catedralicio, nunca es indiferente.La restauración de su núcleo ha logrado resaltar los rasgos medievales que conservan las calles rotenses. Empedradas, angostas, estrechas, contenidas ocasionalmente por restos de sus antiguos muros y surcadas continuamente por arcos románicos, trasladaran al caminante a la época de señores y lacayos.La plaza más alta, la más abierta ygrande, en la que desembocan todas las calles, es sin duda la que recibe más miradas de sorpresa.Una inmensa torre campanario y un pórtico construidos en el siglo XVIII son la carta de presentación de una iglesia considerada MonumentoHistórico-Artístico desde 1904 . Pero esas miradas sorprendidas que observan la fachada principal de un templo asolado hacia el año 1.006por el hijo de Almanzor, Abd-al-Malik, que en 1.017 inició una reconstrucción que, con interrupciones, se alargó hasta el siglo XIII, se tornarán en admiración cuando contemplen la arquitectura única y las valiosas obras que se recogen en el Museo interior de la iglesia.

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